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El baloncesto es encontrar tu lugar en la cancha, pero también en el grupo. Aquí cada jugador tiene algo importante que aportar, sin importar lo alto o bajo que sea, lo rápido que corra o lo mucho que salte. Porque en el baloncesto el triunfo es colectivo, el esfuerzo de cada compañero deja huella en el resultado final, y así, sin dejar atrás a nadie, el equipo descubre que puede ir más lejos de lo que cree.
Dentro de la cancha empiezan a aparecer habilidades que a muchos les sorprenden en ellos mismos. La fuerza en las manos para dar un pase preciso, la velocidad de reflejos para robar el balón, o la concentración de saber en qué lugar están tus compañeros en todo momento… Así, poco a poco, el jugador descubre nuevas facetas de sí mismo, venciendo temores, aumentando la seguridad en sus movimientos y jugando cada día con más alegría y confianza.
Dentro de la cancha empiezan a aparecer habilidades que a muchos les sorprenden en ellos mismos. La fuerza en las manos para dar un pase preciso, la velocidad de reflejos para robar el balón, o la concentración de saber en qué lugar están tus compañeros en todo momento… Así, poco a poco, el jugador descubre nuevas facetas de sí mismo, venciendo temores, aumentando la seguridad en sus movimientos y jugando cada día con más alegría y confianza.
El baloncesto también deja una profunda huella en el carácter de los más pequeños. A partir de cada triunfo pero también de cada error, reciben lecciones de esfuerzo, paciencia y resiliencia. Porque en la cancha están expuestos tanto a aciertos como a fallos, pero están rodeados de un equipo que los apoya, corrige y anima a dar lo mejor de sí en el próximo intento. Ese aprendizaje deja una base muy valiosa en ellos, ayudándoles así tanto en el deporte como en la vida.
El baloncesto también deja una profunda huella en el carácter de los más pequeños. A partir de cada triunfo pero también de cada error, reciben lecciones de esfuerzo, paciencia y resiliencia. Porque en la cancha están expuestos tanto a aciertos como a fallos, pero están rodeados de un equipo que los apoya, corrige y anima a dar lo mejor de sí en el próximo intento. Ese aprendizaje deja una base muy valiosa en ellos, ayudándoles así tanto en el deporte como en la vida.
En Pekenque sabemos que cada jugador tiene una forma de destacar, de encontrar luz en el equipo. Por eso planteamos entrenamientos muy variados, en los que el manejo de balón, el tiro, el rebote o la defensa están al alcance de todos, pero siempre a partir de las habilidades de cada uno. Así, el progreso deja de ser una comparación con los más avanzados y se vuelve un camino propio, en el que cada paso es importante. Porque así, jugando, compitiendo pero también divirtiéndose, el baloncesto deja en ellos vivencias muy valiosas tanto en el deporte como en el crecimiento de la persona.
En Pekenque sabemos que cada jugador tiene una forma de destacar, de encontrar luz en el equipo. Por eso planteamos entrenamientos muy variados, en los que el manejo de balón, el tiro, el rebote o la defensa están al alcance de todos, pero siempre a partir de las habilidades de cada uno. Así, el progreso deja de ser una comparación con los más avanzados y se vuelve un camino propio, en el que cada paso es importante. Porque así, jugando, compitiendo pero también divirtiéndose, el baloncesto deja en ellos vivencias muy valiosas tanto en el deporte como en el crecimiento de la persona.
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